Esclava de mi silencio por callar todo lo que siento...

Esclava de mis palabras por arrojar las al viento...

Dueña de mi rutina...

Causante de mis ruinas...

Andariega, vagabunda, errante, promiscua...

Con velos de misterios hechos...

Con pinceles que marcan el cuerpo y heridas que pintan al cielo...

Sin voz, sin alas, sin dedos...

Pantalones de oscuros sentimientos...

Desdichada, olvidada, amada...

Lo veo desde arriba, sentada en el suelo...

Girando... Los rulos, sueltos...

Descansan sobre la almohada...

Placeres oníricos...

Despertar del letargo...

La vida, a veces, apesta...

Eso es todo...

Mis mayores temores me toman por sorpresa y me arrojan a las sombras.. La angustia crece... Lo mas precioso se envuelve de escombros... La ternura se envilece... Mi risa clara se torna clandestina... La luz se desvanece... Y... todo esto ocurre... ...Cuando te tengo cerca...

25


Veinticinco... Para muchos 1/4 de siglo... Para otros, años de servicio que invitan a jubilarse... Veinticinco... Mis 25... Es una nueva etapa...

Es un inicio de año que viene cargado de bendiciones... La mayor de ellas, mi hija, Victoria Giannelli, Mi Gia... A las 00:00 me despertaron mensajes de felicitaciones, la llamada de Pilu... Amigas que se acordaron de mi cumpleaños y me hicieron llegar sus saludos y buenos deseos...

Sin embargo, mi más grande alegria la sentí cuando mi Gia despertó y sin decirme nada, me lo dijo todo. No imaginan la emoción que me invadió al reflejarme en sus ojitos sonrientes.

Cuando me dio mi primer beso "ensalibado" de cumpleaños. Cuando tomó mis manos con sus manitas fuertes y sus labios me regalaron su preciosa sonrisa...

¡Ese fue EL REGALO MÁS GRANDE! ¡ELLA ES MI REGALO MÁS BELLO! ¡EL PRESENTE INCALCULABLE QUE ME HACE TAN VULNERABLE! Esta sensación que se apodera de mí, no la puedo explicar. Aún no inventaron palabras con la capacidad de describir esto que siento y me llena de dicha. Giannelli, tantas palabras podrian describirte... Mas, elijo una, INEFABLE...

SOS ESE OBSEQUIO QUE DIOS ME HIZO Y DEL CUAL NO PUEDO APARTARME. AL QUE QUIERO ABRAZARME Y NO DESPEGARME NUNCA MÁS. Gracias a vos, mi vida por regalarme tu presencia en este 25º Aniversario...

¡¡¡¡¡...Te amooooo...!!!!!

Lacho y Choto


No sé desde cuando decidieron llamarse así... Pero desde que tengo conciencia, he escuchado que se dicen de esa manera...

Se conocieron en Buenos Aires, hace ya más de 30 años...Su amor surgió una noche de verano. Bajo la luna de Valentín formalizaron su relación y aún hoy los veo tomarse de las manos.

Llegaron a Paraguay para empezar de nuevo. Para olvidar los daños de viejos años atrás. Esta tierra mítica y acogedora los tomó en sus brazos y en sus noches tibias los invitó a soñar.

Tuvieron cuatro hijos: Marina, Prince, Rocío y Carolita. A cada uno les brindaron ese amor que no se puede comparar. Un cariño tan genuino, tan hermoso, tan difícil de explicar.

Nunca los oí pelear. Siempre los ví cuidarse el uno al otro. Mirarse con cariño. Hacerse mimos, bromas. Respetarse.

Aún hoy, Choto la mira con un brillo singular en sus ojos. Lacho es algo dura, pero se deja mimar... hombro a hombro. Codo a codo formaron una familia, un hogar... Así fue como nos criaron, incluso hoy nos siguen guiando. A nosotros y a sus cinco nietos: Anahí, Aracely, Javier, Camila y Giannelli.

Choto tiene ya 67 años y Lacho va por los 62... Años de entrega mutua, de amor fraterno, de comprensión.

Hoy quise hablarle de mis padres...para que envidien un poco el núcleo familiar donde crecí y para que sepan que como nadie puedo jactarme de una infancia feliz.

Los Vi


Caminaban por la calle con un niño en sus brazos. Él iba adelante. Ella lo seguía cabizbaja por detrás. En ningún momento se tomaron de la mano, parecían dos extraños.

La luna los miraba compasiva... Ni los perros se atrevían a ladrar...El llanto de ella se escuchaba... Era un grito de auxilio, pero nadie la podía ayudar.

Él apuraba la marcha. Daba la impresión de que huía, por su andar. Se detuvo un momento. Respiró hondo. Y giró la vista hacia atrás. Pero no la vio. O tal vez la ignoró. Solo la niebla se podía tocar.

Llegó. El niño se despertó. Entre sollozos preguntó por su madre. Ella quiso abrazarlo, darle un beso...Pero sus brazos no lo podían sujetar. El padre no sabía cómo decirle que a su mamá ya más nunca la podría besar.


Es tan larga la espera.
Sigo en la carretera, buscándote.
Pero sé que al final del camino no te encontraré...
Los pensamientos recorren mi cabeza dando bruscos giros...
En vano se piensa en estos momentos...
Me detengo un instante y me doy cuenta de que es absurdo esperar...

Mala Leche


Estuve hablando con un amigo quien se encontraba angustiado porque su relación amorosa, fracasó. Durante varios días y noches lo escuché, lo conforté con palabras que buscaban aliviarlo; y sobre todo le recordé lo importante que es en la vida de muchos y en la mía.

Lo que más me alegraba era sentir su progreso mediante pasaban los días. Estaba más animado, más decidido a afrontar sus problemas y defenderse de la tristeza que lo quería ahogar.

En esos momentos no habíamos hablado de mí ni de mi hija, pues mi prioridad era su estabilidad y mejoría. Además, yo atravesaba por un momento mágico con Pilu y todo estaba en perfecto orden.

Justamente en una de esas largas conversaciones, surgió su pregunta acerca de mi relación, entre otras cosas. Con una amplia sonrisa le conté lo feliz que me sentía. Quería contagiarlo con mi dicha. ¡Compartir con él esa alegría!

Pero no fue así. Al día siguiente, me escribió para decirme un montón de palabras hirientes que adrede pretendían dañarme y arrebatarme la seguridad.

¿Saben lo peor?. Lo consiguió. Sus palabras lograron que la desconfianza y la tristeza se colgaran en mi ventana.
Tal vez envidió tanto mi bienestar que hasta no tirarme toda la mierda y la negatividad que expedía su ser, no paró. Y me dejó confundida, dolida y muy molesta.

No entendía por qué alguien a quien apoyaba en todo momento quiso enlodar mi felicidad. Hasta que comprendí, luego de hablar con Daia y Ani que Enrique nunca fue sincero conmigo.

Lo lamento más por vos. No por echarte en cara lo que hice cuando me necesitaste, si no porque personas que te arrojen piedras cuando yaces en el suelo siempre encontrarás. Pero alguien que haya priorizado tus necesidades como lo hice yo, lo dudo.
Adiós "amigo". No quiero tu mala leche cerca de mí nunca más.