No sé desde cuando decidieron llamarse así... Pero desde que tengo conciencia, he escuchado que se dicen de esa manera...
Se conocieron en Buenos Aires, hace ya más de 30 años...Su amor surgió una noche de verano. Bajo la luna de Valentín formalizaron su relación y aún hoy los veo tomarse de las manos.
Llegaron a Paraguay para empezar de nuevo. Para olvidar los daños de viejos años atrás. Esta tierra mítica y acogedora los tomó en sus brazos y en sus noches tibias los invitó a soñar.
Tuvieron cuatro hijos: Marina, Prince, Rocío y Carolita. A cada uno les brindaron ese amor que no se puede comparar. Un cariño tan genuino, tan hermoso, tan difícil de explicar.
Nunca los oí pelear. Siempre los ví cuidarse el uno al otro. Mirarse con cariño. Hacerse mimos, bromas. Respetarse.
Aún hoy, Choto la mira con un brillo singular en sus ojos. Lacho es algo dura, pero se deja mimar... hombro a hombro. Codo a codo formaron una familia, un hogar... Así fue como nos criaron, incluso hoy nos siguen guiando. A nosotros y a sus cinco nietos: Anahí, Aracely, Javier, Camila y Giannelli.
Choto tiene ya 67 años y Lacho va por los 62... Años de entrega mutua, de amor fraterno, de comprensión.
Hoy quise hablarle de mis padres...para que envidien un poco el núcleo familiar donde crecí y para que sepan que como nadie puedo jactarme de una infancia feliz.
0 comentarios:
Publicar un comentario